Parto

15 de enero, a la noche

A estas alturas, once y cuarto de la noche, ya llevaba más de 7 horas con contracciones.

A las 7 de la tarde, me bajan a monitores ya que parecía que la cosa estaba muy animada. La verdad es que las contracciones eran dolorosas, pero andando y respirando las aguantaba más o menos. ¡Cómo para no darte cuenta de lo que es una contracción! Está claro que cuando las tienes no hay lugar a dudas, pese a que antes de tenerlas pienses que has tenido varias. Lo que son las ganas y el no saber…

Total, que a las 7 cuando me vió una ginecologa me dijo que estaba de 4 centímetros y que me quitaba el propessdiciendo que que bien que había hecho su efecto. Recuerdo que hasta que vino, el tiempo de espera en la cama con los monitores se me hizo de los momentos más duros; casi sin poder moverte y por tanto sin pode aliviar el dolor… 🙁

Después subí a la habitación, con la idea, así me dijo la gine que a la noche terminaría dando a luz. Me fui contenta. Ya en la habitación me puse mucho peor: me dió por vomitar (dicen que si vomitas al principio es bastante probable que se vomite al final del parto), y con ninguna gana de moverme. A veces salía al pasillo y volvía a entrar, así, cientos de veces. Me podía haber ido a dar una ducha, pero no me apetecia nada de nada. Después he pensado mucho si «mi pasividad» hizo que se me parara la dilatación.

Cada rato, no recuerdo cuanto, las enfermeras se pasaban y me preguntaban la frecuencia, a veces muy alta, a veces menos seguida. Tenía la sensación de que no sabíamos contar….

La noche fue horrible, solo cerraba los ojos cuando no tenía conteacciones, el resto del rato, apretaba la mano a mi chico o pedia un valde para vomitar. Y las compañeras venga decir: «te tienen que bajar ya», «no sé a que esperan», «que sufrida, no dice nada», «sube las escaleras y ya veras como así se acelera más y te bajan ya»… Frases con la mejor intención del mundo pero que no ayudaban mucho.

Recuerdo que había una enfermera muy maja que me sujetaba la cabeza cada vez que devolvía.Y mi chico venga avisar para saber si era normal..¡pobre, no le deje ni cenar…!

Y por fin llegó la mañana. Y una enfermera preguntó a ver si no había tenido contracciones dursnte la noche, «claro que sí» contesté yo, «como no has llamado» y se nos quedó cara de tontos. ¿Que no hemos avisado?

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