Este es uno de los post que lleva en borradores ni sé la de meses. Es ese tipo de post que quieres escribir porque sabes que es necesario para ayudar a otras mamás, pero que a la vez te da una pereza tremenda.
¿Pereza? Tal vez no sea la palabra o sí; recordar la crisis de los tres meses con la lactancia que sufrí con Maite me trae a la mente momentos de amargura.
Las madres que deciden dar la teta, son valientes. Y digo valientes, porque cuando tomas la decisión de amamantar, no sabes muy bien a qué te estás enfrentando. Dices sí, a alimentar a tu hij@ con tu cuerpo, dices sí a alimentarlo con lo que se sabe (está científicamente probado) es lo mejor para tu hij@, dices sí, a miles de horas de piel con piel. Pero a lo que no dices sí, porque en «lo malo» no se piensa (y también se desconoce) es en las dificultades que conlleva dar el pecho. Momentos maravillosos, pero tambien duros. Y dar la teta, es sacrificado, ya lo he dicho varias veces.
Pero las que damos teta, cuando dedicimos hacerlo y ponerlo en marcha, normalmente cuando estás con tu hij@ en el hospital, que te preguntan si vas a darle pecho o no, se inicia una historia y una unión, que sabes cuando empieza, la nuestra el 17 de enero a la 1 de la madrugada, pero que no sabes cuando acaba.
Y una frase que oí una vez y que es totalmente cierta es que; durante el parto puedes tener momentos muy duros, pero te durarán unas horas, en cambio con la lactancia materna, puedes tener días, semanas e incluso meses de mucho sufrimiento. Yo sufrí horriblemente durante mes y medio; desde los tres meses hasta los cuatro meses y medio.
Pese a tener una cesárea, la lactancia los primeros días fue muy bien: se engancho muy bien y pese a que no me apañaba bien a darle de la teta izquierda (ahora es nuestra favorita), salímos del hospital al cuarto día con subida de leche y Maite ganando peso por la lactancia. Pero cuando Maite tenía tres meses y dos o tres días, empezó a llorar en la teta. Lloraba en todas las tomas, a todas horas. Y empecé a preocuparme. Busqué información en Amagintza, que había acudido a un charla en su día y tenía muy buenas referencias y me leí toda la web de Amagintza de arriba abajo. Y encontré información sobre «la crisis de los tres meses» o «la crisis de lactancia». ¿Qué era eso?
El tema es que a partir de los tres meses son mucho más conscientes de todo lo que tienen alrededor, por lo que no quieren ponerse a tomar teta porque se pierden el resto. Y Maite por lo visto temía que si se ponía a comer teta su mundo alrededor desvanecería. Y gritaba, lloraba y «pataleaba» a pleno pulmón.
El único remedio que encontré, después de muchos intentos, era ponerme de pie y con un pie delenta y otro detrás balancearme. Siempre en la misma postura, sobre el mismo lugar. Ni un céntrimetro más a la izquiera o la derecha, siempre, en frente de la ventana de mi cuarto. Parecía magia, aunque una magia que en ocasiones tardaba en hacer efecto 45 minutos. Era desesperante. Y todo el mundo diciendo: ¿por que sigues dándole teta? ¡Eso será que no quiere..!
Cierto es que a veces desistía y le dejaba sin toda la toma, porque después de 90 minutos llorando a pleno pulmón, retorciéndose y yo con agujetas de tanto balancearme, ya no podía más. Al rato lo volvía a intentar y claro, ya agotada y con mucho hambre, decía sí a la teta, no sin antes protestar algo.
Normalmente, según lo que leí en Amagintza y pregunté en el foro que tienen, aquí podéis ver la conversación, la crisis de lactancia no dura más de una semana y lo normal es que las tomas nocturnas las haga calmada, justo lo que le pasaba a Maite. (Descarte que pudiera ser alguna alérgia o intolerancia; por el color de las cacas y que no lloraba una vez conseguía que se pusiera en la teta concentrada.)
Así que teníamos todas las papeletas, pese a llevar un mes con el temita… Al final, como en todo hay excepciones y nosotras eramos las del mes y medio con la crisis. Eso sí, por suerte, tal y como vino, se fue. Y menos mal.
Yo no paraba de decirme a mi misma, «ánimo, ya queda menos para los seis meses», mi meta para la teta. Como siguiese más tiempo así, a los 6 meses que empezaba con los sólidos lo dejaría si o sí, estaba deseando. Cierto es, que como las noches eran más tranquilas, la amargura se me pasaba, pero al día siguiente me volvía a invadir la desesperación. ¡¡¿¿La teta era su alimento, cómo podía estar tranquila!!?? Y como siempre en estos casos, el apoyo externo era nulo. Y en parte, con toda la razón del mundo: me veían sufrir a mi y veían llorar a Maite, ¿qué más razones tenía para seguir? Eso sí, ahora lo digo bien alto, menos mal que seguí con la lactancia.
Todos los momentos mágicos que he vivido me compensan una y mil veces esos días. Claro está, que lo cuento ahora, 11 meses después… 😉
Si creéis que estáis pasando por una crisis de lactancia o tenéis dudas, no dejéis de preguntarme, intentaré ayudaros con mi experiencia.
2 Comentarios
Daniela lopez
Hola, quisiera saber si paso por una crisis o esta disminuyendo el volumen de leche. Mi bebé ya tiene 3 meses y medio y justo al cumplir los dos empecé a notar que yo no tenia tanta leche como al principio, pues ahora leyendo tu post veo y puedo deducir que en este momento si estoy pasando por la crisis de los 3 meses.
Mi pregunta es que puedo hacer para producir mas leche? La saco con el estractor pero lo que consigo es quedarme sin leche por unas buenas horas y que mi bebé se enoje.
Ayuda por favor!!! 🙏
Naiara Olague
Hola Daniela, la producción de leche solo disminuye si no pones al bebé al pecho, ya que es él que el hace que se genere leche, así que estate tranquila. Seguramente estarás pasando por una crisis de lactancia, pueden llegar a ser largas y son durísimas. Nosotras lo pasamos muy mal. La clave es poner a tu bebé al pecho muchas veces, aunque se retire, inténtalo otra vez y tómatelo con calma, si las tomas son breves, insiste otra vez al rato… es un rollo, pero ya verás como se pasa. ¡Un abrazo!