Sí, aunque no lo creáis los bebés lloran. Y lo que es aún mejor, cuando lloran no siempre lo hacen porque tienen hambre. De hecho, basandome en mi pequeña experiencia, Maite casi nunca llora por hambre.
Así que a la pregunta, con un llanto de bebé de fondo: «¿Le toca comer?» la respuesta muchas veces será: «No, no le toca comer.»
A diferencia de los adultos, los bebés no saben hablar y su forma de expresarse y comunicarse con el resto del mundo es con el llanto (generalizando, porque también emiten muchos otros sonidos). Así, cuando tienen el culo sucio, frío, calor, quieren cambiar de posición, tienen un aire, se aburren, quieren jugar, quieren ver, quieren mimos, quieren a su padre que no está…. y sobre todo, cuando tienen sueño y no pueden dormir, lloran. Y lloran mucho.
Así que hay muchas posibilidades de toparse con un niñ@ que llora y no por ello, habrá que aturullar a la madre con preguntas e indirectas, directas, de si tiene hambre o le toca ya.
Los bebés lloran, y los adultos también.
Y aprovecho este tema para aclarar también a todos los que sin ninguna mala intención preguntan de forma incesante: «¿Y por qué llora?» decirles que si lo supiera, uno: no estaría llorando y dos, sería la mamá más cotizada del mundo.
Un post con mucho mucho amor y con una pizca de crítica, pero sólo una pizca. 😉