O ilargia como le dice a veces. Hoy quería tocarla, «luna a tocar, amaaa!» Y después de decirle que «está súper lejos! No se puede, cariño» ha decidido que con un trozo de pan conseguiría, seguro, que se acercara. Y lo ha intentado: ¡¡luna, pan, tomaa!! ¡Qué potxola es!