Ayer sábado, a punto de terminar el mes, Rosa Jové visitó Pamplona gracias a Mamis&Bebis y Xamurki. En cuanto supe que venía compré la entrada, porque tenía muchas ganas de oírla en directo; y disfruté como una enana.
Aprendí y disfruté, porque en clave de humor nos contaba cosas súper importantes e interesantes, para intentar que nuestros hijxs sean un poco más felices, que todos lo seamos.
Estuve tuiteando toda la jornada, menos mal que me facilitaron la clave del wifi porque no había cobertura, así que podéis echar un vistazo a lo que conté aquí: #rosajoveiruñea. De todas formas, os hago un resumen, porque creo que es interesante plasmar algunas pautas que dio y que nos servirán a muchas, a mi desde luego, para lidiar con nuestras pequeñas fierecillas.
Y digo fierecillas porque la charla se centró sobre todo, después de hablar de cosas más genéricas, en cómo hacer frente a una rabieta y al momento previo a la rabieta. También nos habló del sueño de los niñxs. Fue muy interesante también, pero no quiero centrar el post en este tema, pero sí que quiero apuntar un par de cosas:
- Los adultos nos despertamos una media de 10 veces a la noche, solo que no somos conscientes porque ya hemos aprendido a dormirnos.
- Los niños se despiertan y como todavía no saben dormirse al instante, se desvelan.
- El sueño es evolutivo, va cambiando según cambiamos nosotros.
- Sueño REM: es cuando soñamos. En este momento del sueño, también asimilamos emociones y organizamos los estímulos.
Aluciné con dos imágenes de conexiones neuronales de dos niñxs: uno había vivido en un orfanato y otro en una familia «normal». La diferencia de cariño recibido entre amos, era bestial y se reflejaba en las conexiones neuronales. Cuanto mas querido es un bebe más desarrolla su tejido neuronal. Es decir, la cantidad de amor y de cariño que recibidos desde pequeños es lo que nos marca de por vida.
Sobre el llanto del bebé lo dejó claro: somos descendentes de niñxs llorones y gracias a ellos, estamos aquí. Gracias a que esos niñxs neandertales lloraban sin parar, sus madres (normalmente) les atendían y los metían en las cuevas y gracias a eso pudieron sobrevivir. (Protegidos en las cuevas, las fieras no se los comían). Los niñxs lloran porque nos quieren decir algo, no hay intención de tomarnos el pelo. Puede que no conozcamos la razón de su llanto, pero eso no quiere decir que no exista.
Algo que no sabía y me alegró saber, por la situación que vivo ahora, es que no recordamos lo vivido entre los 0-2 años (incluso cosas hasta los 4) porque nuestra corteza cerebral está sin formarse del todo. De ahí que no nos acordemos de las cosas de cuando somos pequeños.
¡Qué penica me va a dar que Maite no se acuerde de todas las cosas maravillosas que dice y hace! Pero en parte me alegra saber, que no «recordará» todo el mal trago por el que seguro está pasando con esto del divorcio.
Vimos por etapas, por edades, cómo se siente el bebé o niñx y cómo debemos hacerlo sentir.
- De 0 a 6 meses: los niñ@s se sienten valiosos si hacemos lo mismo que cuando estaban en la tripa: es decir, darles comidia a demanda, mecerles, etc. En definitiva, darles todo lo que necesitan cuando lo necesitan.
- De 7 meses a 2 años: debemos decirle que es un niñx respetado. Deberemos respetar sus ritmos. La típica frase de padres/madres «cuanto antes mejor» no es cierta. Es muy importante respetar los ritmos de los niñxs.
- A partir de los 3 años: Es necesario decirle al niñx que es comprendido. A partir de esta edad, mas o menos, empiezan a razonar (aunque no lo hagan bien.)
>>Una situación de pre-rabieta con un niñx que no habla, tres conceptos:
- Intentar solucionar el problema
- Si no se puede solucionar, evitar
- Distraer
Un ejemplo: todos los días pasamos por un quiosco y el niñx quiero un chupa chups. Yo no se lo quiero comprar (por los motivos que sean) pero el me lo pide siempre a su manera. Si no le puede hacer entender que no se lo puedo comprar, porque vamos a ir a comer, es mejor evitar el problema. Es decir, dejo de pasar por el quiosco. Distraer con otra cosa u actividad normalmente suele funcionar.
>>Cómo superar una situación de pre-rabieta con un niñx que habla:
Tres conceptos clave: comprensión, educación y elección.
Un ejemplo claro: es la hora de la ducha y nuestra hijx está jugando. Le decimos que tenemos que ir a duchar pero no quiere. «No quiero ir a bañar porque estoy muy a gusto jugando y quiero jugar más». Aquí es cuando empezamos con la COMPRENSIÓN. Debemos comprender por qué quiere seguir jugando más y mostrárselo de forma extensa (meterle chapa, vamos). «Cariño, te entiendo perfectamente. Con los juguetes tan bonitos que tienes, no me extraña que te quieras quedar a jugar más. Además, menudas construcciones haces, eres un artista, etc. etc.» Hay que ser extensos en esta parte y de después, zanjarlo con la parte de EDUCACIÓN «…pero, tenemos que ir a duchar porque estás sucio por la tierra». Es muy importante que la parte de educación, sea clara y concisa, corta. (Yo aquí fallo muchísimo). Si el niñx persiste y no quiere ir, tendremos que darle a elegir, ELECCIÓN, entre 2 cosas que nosotrxs queramos; por ejemplo: «Mira, te ducho y mientras preparado la cena juegas un ratito.» O «Te doy una ducha rápida, cenamos y después juegas antes de ir a dormir, ¿Qué te parece?». Rosa comentaba que era partidaria de dar a elegir, ya que la vida está llena de elecciones. Yo también lo soy, siempre, planteando opciones que sean buenas para ella o yo/alrededor. ¿Sois de dar a elegir?
>>Cuando llegamos tarde y ha empezado la rabieta:
Es muy importante mostrarle nuestra comprensión. «Cariño, me sabe muy mal que estés así porque eso quiere decir que no he sabido entenderte». Me quedo aquí al lado (el contacto físico si es posible es lo ideal, pero sino intentar quedarse cerca del niñx) y cuando estés mejor intentaré entenderte. La clave es acompañar en la rabieta.
Un truco: cuando hablemos de tiempos con los niñxs (te dejo 10 minutos, un ratito y nos vamos, etc.) es importante explicarles el tiempo concepto con algo que puedan ver/comprender; por ejemplo: «cuando esta aguja llegue hasta aquí» o «cuando este reloj pite». Así tendrán la certeza de que ellos «tienen el control».
Me gustó mucho la sencillez de como contaba las cosas y cómo había hecho ella frente en el día a día a sus problemas con sus dos hijxs de apenas dos años de diferencia. ¿Y sabéis qué? Nos complicamos la vida, y yo la primera. A veces, por hacerlo «perfecto» o por buscar una solución elaborada, no somos capaces de ver la sencillez de las cosas. Y muchas veces también, porque metidos en la situación, no somos capaces (hablo por mi) de tener esa agudeza o agilidad que tenemos con otras situaciones de la vida.
Un ejemplo que ella nos contó de su propia realidad: las mañanas antes de ir al colegio eran caóticas: todos en casa con prisa, «vamos a llegar tarde», no quiero esa ropa, desayuno, ella maquillándose en el coche, etc. Vamos lo típico en cualquier familia. Un día, ella y su marido se juntaron para buscar una solución; no podían seguir así. Y se les ocurrió una cosa «absurda» (no podía creerlo cuando lo dijo) pero que les funcionó: cuando sus hijos estaban dormidos, les vestían con la ropa del colegio y tanto ella como su marido, se iban a preparar. Ahora sí tendrían tiempo para arreglarse tranquilos en casa (nada de rabietas por la ropa, perdiendo tiempo en ponérsela, etc.). Sus hijos se levantaban y ya estaban vestidos; por lo que, desayunar y al colegio. La solución parece descabellada, pero ¿eso importa si soluciona el problema que tienes? ¿No os parece muy ingenioso y sencillo a la vez?
Como dijo Rosa en más de una ocasión: si lo que te pide tu hijo no atenta contra tu integridad física, ni la de él ni la de nadie de alrededor y no es ilegal, ¿Por qué no le vamos a dar lo que quiere? Y en cierta medida tiene razón. Que nos pide un vaso verde en vez de azul, se lo damos, que nos pide un tenedor rosa ahora, se lo damos ¡Qué mas da! Evidentemente como podemos estar en ese bucle un buen rato (así son los niñxs) lo que nos aconsejaba ella era que les cambiáramos de actividad. Es decir, estamos sumergidos en el momento bucle, venga pedirnos cosas: aunque estén cenando, lo levanto de la silla con la excusa de un ruido, lo llevo a otro cuarto y para cuando hayamos vuelto a la cocina ha salido del círculo de pedirnos cosas. Yo con Maite es algo que muchas veces hago y funciona. ¡Muévelo!
Y para acabar, una idea genérica que comentó al principio y que me parece muy importante tener presente siempre; somos una especie altricial. Es decir, somos una especie que cuando nacemos no nacemos «hechos del todo». Nuestro organismo debe madurar después del nacimiento para alcanzar las características del individuo adulto y sobre todo necesitamos un largo proceso de aprendizaje. Por lo tanto, necesitamos del cuidado de «alguien» para lograrlo. Los bebés nos necesitan para sobrevivir.
Os recomiendo acudir a alguna charla de Rosa Jové, porque además de aprender muchas cosas, pasaréis un rato muy agradable. Fue un verdadero placer.
2 Comentarios
Matronaonline
Qué envidia, me habría encantado asistir. Admiro a esta mujer! Super interesante todo lo que has compartido, gracias!
Naiara Olague
Gracias a ti por leerlo. La verdad es que estuvo genial, disfruté mucho. 🙂