Tenía una cuenta pendiente con el puré, ya que pese a que Maite se lo come bien, yo no he sabido dárselo bien hasta hoy, y el resultado ha sido maravilloso: escasos 20 minutos de felicidad, risas y practicamente todo acabado. El truco: dejar de ser blanda. Y bueno que mi marido me enseñara a bajarle la lengua. 😉
Pero retomando lo de ser blanda, hasta hora: «que si le voy a ahogar», «que si no se darle con esta cuchara, porque…» Excusas por no querer «obligarla» a comer, cosa equivocada por mi parte, porque una cosa es obligarla cuando ya no quiero más y otra cosa es meterle la comida en la boca porque ella no sabe bien abrirla o se despista o pone la lengua como si fuera el pecho. Hay que enseñarle a comer sólidos y en cuchara. Y hoy lo he logrado. Que bién!!
Por cierto, estaba riquísimo: alubia verde, patata, zanahoria, calabacín y puerros.