Desde que empecé a estar con síntomas extraños, allá por el 2016, la enfermedad empezó a ser parte de mi vida. De hecho, durante mucho tiempo, fue el centro de mi vida. Con el tiempo, tras mucho sufrimiento y mucho trabajo mental y emocional, la enfermedad pasó a ocupar el sitio que tenía que tener: una condición en mi día a día. Una condición de mi propia persona. Nada más que eso.
Durante todo ese tiempo, he pasado por mucha incertidumbre, muchas dudas y muchísimo dolor y tristeza. Pero también he aprendido mucho: a no planificar tanto, a disfrutar del día a día y a tomar conciencia de lo que de verdad importa. Y todavía estoy en ello. Hay días que pierdo el tiempo en tonterías, en enfados o en malos pensamientos sobre la enfermedad, pero el camino me lo sé y sé que tarde o temprano conseguiré hacerlo “perfecto”. Sano para mi, hablando física y emocionalmente.
En este camino, he aprendido mucho sobre el cerebro y su funcionamiento y también sobre los intestinos y su funcionamiento. Y desde hace ya varios años lo tengo claro: los intestinos son el segundo cerebro y tienen un peso fundamental en el camino hacia la recuperación de la salud.
Mi tratamiento durante todos estos años ha pasado por varias etapas, pero siempre ha tenido la alimentación como eje central. Al inicio, estuve yendo a Elena Corrales y con ella, comencé un camino de desintoxicación brutal; que fue duro pero que me allanó el camino para el resto de tratamientos. Y lo más importante es que me hizo comprender la importancia de la alimentación. Ahora muchas veces pienso: ¿además de aportarme sabor agradable en la boca qué más me aporta este alimento? ¿Una vez que pasa de mi boca, qué le aporta a mi organismo? Eso no quiere decir, que no coma alimentos “ricos e insanos” para mi, pero son los días que menos.
En julio 2020, con la idea de empezar un nuevo tratamiento muy agresivo para combatir la enfermedad de lyme llegué a consulta de @itziargonzalezdearriba aconsejada por un compañero de enfermedad. En la consulta, con su energía y su seguridad, me hizo dejar el tratamiento para centrarme en una alimentación que me ayudará a sanar. Una alimentación centrada en matar bichos y después sanar. Fueron meses de mucho dolor, muchos síntomas raros, pero con rayos de luz que me hacían ver que el camino de la fisiogenómica de la mano de Itziar era mi camino hacia la recuperación de la salud. Llevo desde el 29 de noviembre prácticamente sin síntomas y no sabéis lo maravilloso que es. Con Itziar, he conocido que las reglas de menos de 8 días existen, que la candidiasis puede desaparecer, que puedes no tener casi dolor y que no es todo comer cosas no ricas de sabor o raras. El alioli, el brocoli e incluso la morcilla de Burgos pueden ser tus mejores aliados.
Si me conocéis, sabéis que la pasión mueven mis palabras, por eso, recomiendo fervientemente ir a Itziar. Lo he hecho ya a más de 15 personas, aun siendo muy consciente de que cada persona es un mundo y el punto de partida de cada uno también. Pero a mi, su conocimiento y su capacidad de transmitirme su seguridad (cada síntoma raro acompañado de una explicación clara) me han hecho sentirla como esas personas especiales que te vas juntando en la vida.
Desde esa impulsividad y pasión que me caracteriza, quiero ayudar a todo el mundo y quiero que todo el mundo empiece por cambiar su alimentación. Y soy insistente, porque a mi me ha funcionado y porque creo que en este caso, Itziar, es una persona especial (con muchísimo conocimiento). Pero durante todo este camino de enfermedad, he aprendido, por mi y por muchos compañeros, que no siempre nos queremos dejar ayudar, que no siempre podemos ir por un camino concreto (por tema de dinero, por ejemplo) o que muchas veces, ese no es su camino.
Soy consciente de que lo que estoy viviendo puede ser un oasis en el infierno, pero mientras dure lo pienso disfrutar al máximo. Y quiero ser agradecida, lo necesito y por eso hoy doy las gracias. Y sobre todo, me digo lo bien que lo estoy haciendo, confiando en mi criterio y en los esfuerzos personales que hago por llevar una vida en dirección a recuperar esa salud perdida.
Hoy necesitaba dejar plasmado todo lo que me ha ayudado Itziar. Cuando sufres, cada pequeña mano tendida es algo muy grande.
Pero también, por supuesto que también, quiero dar las gracias a todas esas personas, médicxs y compañerxs de batalla (sobre todo a vosotrxs) que me han ayudado a estar en este punto: con más o menos dolor, pero con muchísima fuerza para tirar adelante; de mi, de mis compañeros y de la enfermedad de Lyme para que de una vez sea una enfermedad reconocida y no silenciada.
Profesionales de la salud: Prof de Meirleir, Dr. Laura Alonso, Elena Corrales, Itziar Gonzalez de Arriba, Patricia.
Compañerxs de batalla: Eli, Cecilia, Macarena, Juan, Koldo, Jone, Coco, Andrea, Anna, Cristina…. Y familia, Porque aguantáis y lo hacéis muchas veces en silencio. <3
Gracias Mila Esker