Ya os conté una vez la «obsesión» de Maite por los dientes, asi como también cómo disfrutaba viéndome lavarme los dientes. Pues tanto es así, que su padre le trajo un cepillo de dientes del Hotel de Albacete y ni lo suelta ni queriendo. Y eso cuando no te pilla el tuyo de repente le cazas in fraganti.
La verdad es que estos días de Navidad lo estamos pasando muy bien. Maite esta maravillosa: simpatica, sonriente, súper habladora, etc. ¡Una goza vamos y todavía nos quedan dias!