Vivimos en una sociedad que va a toda caña, nuestra vida pasa volando, tan pronto comenzamos la semana laboral como en un abrir y cerrar de ojos nos plantamos otra vez en viernes y así, semana tras semana… Hoy por ejemplo, comienza el verano y a veces creo que acabamos de salir del hospital (exagerando un poco).
Cuando tenemos un hij@, o por lo menos a mi me ha pasado, disfrutamos un poco más del tiempo: pasamos horas y horas observándol@s, tumbados juntos sin hacer nada, de relax acariciando su piel…. Creo que de las poca veces en la vida que dejamos todo a un lado y nos centramos en una sola cosa y persona.
¡Y cómo se disfruta haciéndolo!
Nosotros tenemos montado el campamento base en nuestro cuarto, en la cama y ahí es donde nos pasamos gran parte del día: que si para dar la tetica, que si para jugar, hacernos fotos… ¡La verdad que a mi encanta!
Y en estos raticos de tranquilad donde parece que se para el tiempo ¿os habéis fijado en los ojos de vuestr@ peque? Tienen un brillo especial; como digo yo, se nota que todavía no han sufrido ( y digo todavía porque por desgracia lo harán), no han conocido «lo malo» de esta vida. Da alegría ver unos ojos así. Compararlos con los ojos de un adulto, yo lo he hecho con los ojos de mi abuela, bisabuela de Maite y son totalmente diferentes; unos llenos de sabiduria, otros de pureza, de alegría y tristeza, de serenidad…¡ambos dos maravillosos y espectaculares!
Aii… la vida…¡qué maravilla! pena que tenga fecha de caducidad…
Aprovecho este post para decir que mi mejor amiga ha sido mamá por segunda vez y ¡estoy súper emocionada! Antes de ser madre, los nacimientos me alegraban pero ahora, ¡es algo por demás! ¡He llorado de alegría! ¡Viva la vida, viva los bebés, los nacimientos y los partos! ¡Qué grande es el milagro de la vida!