Día a día

Ser madre, para entender a tu madre

Orejita de Maite

Ser madre te cambia mucho, te cambia todo, pero lo que más te cambia, o por lo menos a mi, es la forma de ver las cosas, entender la vida y sobre todo de
valorar todo lo que tu padre y sobre todo tu madre, hicieron por ti cuando eras pequeña. Yo que soy mucho de pensar y de analizar todo, y de contarlo (que a veces la gente no me entiende) pensaba mientras le miraba las orejas a Maite, (me encanta hacerlo desde que nació, porque me recuerdan mucho a un feto y pienso si tal vez son el reflejo de lo que fue) en que cuando sea mayor igual no le gusta como tiene los agujeros hechos.

Mientras le miraba,  me acordaba del día que fuimos a hacerle los pendientes. Se los hicimos en farmacia y con pistola en vez de en practicante cuando tenía dos meses. Para mi las orejas son un parte muy sensible, no puedo estar mucho rato poniéndome diferentes pendientes, por ejemplo, porque al final termino mareándome. Así que al ir a hacerle los agujeros a Maite tendría claro que me quedaría fuera, y así fue, entró mi marido. Yo nerviosa y con mal temple esperaba en la farmacia. Le pintaron los punticos para que decidiéramos dónde nos gustaba los agujeros. Y aunque puede parecer una tarea fácil no lo fue, porque Maite tiene los lóbulos diferentes; uno se parece más a los de su padre y el otro más a mi, por eso los agujeros no iban a ser igual y los pendientes no iban a estar en el mismo sitio colocados.  ¡Qué responsabilidad! ¡Queríamos que le quedasen perfectos y no iba a ser tarea fácil!

Ella no sabrá los nervios que pasamos y las vueltas que le dimos, sólo verá cuando tenga 15 años que el aro le queda en la oreja izquierda de una forma y en la derecha de otra. ¿Y si viene a decirme qué no le gustan? Le puedo explicar toda la historia, lo que vivimos su padre y yo en ese momento, pero le dará igual. Sólo se concentrará en que los pendientes no le quedan como a ella le gusta. ¡Aii, ama, cuántas veces te he hecho yo ese tipo de cosas y no he entendido todo lo que había atrás! Más vale tarde que nunca ¿no? Yo creo que sí. 🙂

Espero que Maite se de cuanta o bien, cuando yo le cuente toda la historia de la farmacia, cuando lea el blog o cuando sea madre. Lo importante es que se dará cuenta y vivirá esas sensaciones que estoy viviendo yo por haber hecho sentir mal a mi madre alguna vez sin querer entender lo que me quería decir. ¡Amatxo, hoy te lo cuento de viva voz y te doy un pedazo de abrazo! Qué emoción me está entrando….. 🙂

Otra de las maravillas de ser madre, entender mejor a tu madre y quererla aún más si cabe. <3 <3

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