Hoy a las 17:00 de la tarde hacia 7.200 minutos que no te veía, casi 5 días. Mi primera vez tan lejos de ti. Y me gustaría decirte que la última, pero ya sé que no la va a ser.
Y aunque no me lo creía ni yo, me daba pena que volvieses de la playa. Cómo has disfrutado.
Al segundo día de tu ausencia, me derrumbé y me puse tus gafas de brillantes azul turquesa y me metí en tu cama; tapada hasta arriba como a ti gusta. Y te sentía; aunque por mucho que lo deseaba, no viniste.
Todavía no me creo que haya estado tanto sin ti y menos aún que no haya ido como alma en pena por la vida. Me ha salvado que he tenido mucho trabajo, buenas conversaciones y risas; y me han ayudado a sacar fuerzas para centrarme y no morir por tu ausencia.
Cuando todavía no habías nacido y bastante antes de que estuvieras dentro de mi, pensaba que el amor que sentía por tu padre no lo superaría nada en el mundo. Hasta que te tuve en mis brazos y sentí la necesidad imperiosa de cuidarte, protegerte y mimarte 24 horas al dia. El amor que siento por ti, es bestial, tanto que a veces duele. Jamás querré a nadie tanto. Se que volveré a amar, pero este amor que siento por ti hija mía, es grandioso, puro y me hace ser mejor persona.
Te doy gracias por hacerme ser la persona que hoy soy, te debo mucho, por no decir todo.
Mis ojos se llenan de lágrimas y ese sentimiento de angustia tan conocido, me llena el corazón cuando deseo estar contigo a todas horas y no puedo. Pero nuestra vida, ahora tiene pequeñas rupturas, pequeñas ausencias con puentes resistentes que nos hacen mas fuertes, y a mi me llenan de más amor. Estamos unidas por millones de hilos irrompibles; siempre encontraremos el camino para estar juntas; sentirnos unidas.
Por todo lo que siento y no puedo expresar, te escribo esta tu/nuestra primera carta de amor, porque lo que siento por ti es amor, amor verdadero.
Maite zaitut, txikitina.