Consejos Día a día

Hilos que nos unen, hilos que se rompen

Love del bueno

Cuando crees que has encontrado la paz y la calma, la vida te vuelve a sorprender, a veces para bien y otras veces para mal.

Estoy en un momento maravilloso de la vida, porque cuando sufres, es cuando sabes realmente valorar lo que tienes, lo que quieres y lo que de verdad importa. ¡Qué pena que nos demos cuenta realmente en ese momento!

Recientemente me he quedado sin trabajo, y aunque ha sido un golpe muy duro en lo personal, sé que encontraré trabajo. Eso es lo de menos. ¡En peores plazas he toreado! (Y sino fíjate en las dos nuevas categorías del blog que he puesto en el menú).
La vida y sus cosas, son efímeras y aunque yo me negaba antes mas a pronunciar esta frase; nada es para siempre. Nada. Ni siquiera el amor; las emociones, las viviendas, las personas, vienen y van. Pese a que me joda. Pese a que esa afirmación no me guste nada. El otro día, escuchaba esta canción mientras intenta poner orden mirando a la estrellas.

Gurasoen hariak,
halabeharren hariak,
norbere gorputzaren hariak,
lagun minen hariak,
behaztopatzeko modu luzeak, hariak.

Lotzen zaituzten hariak,
maitasun luzeak bezalako hariak.
Titerearen modukoak batzuetan atezuan,
besteetan lasaieran, edo korapilatzen.

Eta horrela bizi hariekin,
hariak egokitzen,
hariei kasu egiten,
harien kontra tiraka,
harien gatibu.

Eman dezagun berrogei urtez horrela…
eta bat batean ohartu ezetz,
eguzkiaren edo ilargiaren errainuak bezalakoak direla, hariak,
eta ez zaituztela lotzen,azkenean, ez duzula haririk.

Es un poema dicen incluso terapéutico de Joseba Sarrionandia. En el blog poesia terapeutikoa hacen esta traducción: Hilos. Hilos de los padres, hilos de desgracia, hilos del propio cuerpo, hilos en los grandes amigos, modos largos de encontrar con la vista, hilos. Hilos que me atan, hilos como amor duradero. Hilos en títeres, a veces desasosegados, otras en calma o entrelazándose. Y vivir así, con hilos, ordenando hilos, haciéndoles caso, tirando contra ellos, siendo su esclavo. Estemos cuarenta años así…y de improvisto, darnos cuenta que no, que son como los rayos de sol o luna, y que no te atan, que al final, no tienes hilos.

Y me entraron unas ganas locas y tristes de llorar. Yo soy de hilos, de necesidad de pertenencia a alguien, a algo (un grupo, una tribu) pero sé bien que los hilos se rompen y crecen otros. El otro día hablaba de los miedos, ese sentimiento puñetero que a veces te hunde. El miedo al nuevo amor, al desamor, a no encontrar trabajo, a la soledad, a no ser entendida, a caerse y no volver a levantar, a la enfermedad…. Miedo, irracional y puto. Miedo puto. Pero existe, y cada vez con la edad es mayor. Yo veo a mi hija (mirad a vuestrxs hijxs), y no tiene miedo a nada; si pronuncia la palabra miedo es porque yo le he dicho: «No veas eso, que vas a tener miedo a la noche» o » No te tires de tan alto, que me da miedo» ¡Madre mía! No paro de proyectarle mis miedos, cuando por desgracia, ella ya tendrá tiempo y vida de experimentarlos y crear los suyos propios. Procuro, siempre que me doy cuenta, rectificar y morderme la lengua, pero muchas veces se me escapa. Y creo que me tengo que esforzar al máximo. ¿No os parece súper importante? Tengo que hacer que sea autosuficiente, independiente y con capacidad de probar y desechar una vez probado, que con valentía, ese valor que nace de dentro, decida acercarse a nueva gente o tirarse como un pájaro desde la escalera número 6. Ella y no yo.

Pero volviendo a los miedos y los hilos, que reflexionaba en esas típicas noches de verano con un café con hielo, creo que éstos son positivos cuando los tenemos de manera libre y consciente. Cuando nosotros decidimos si queremos tener esos hilos o no. Yo soy de hilos y lo vuelvo a repetir, con la pareja, con mi hija y la familia. Incluso con el trabajo. Y eso a veces genera miedos. Creo que la mejor manera de sobrellevarlo cuando eres como yo, es ser consciente cuanto antes de que esos hilos existen, hacer reflexión de que los hilos los tengo porque yo quiero y no perder la perspectiva de lo que se quiere, o no se quiere. Y lo más importante, de que los hilos se romperán. Sí, se romperán. Mi hija se hará mayor y me dejará. Formulación errónea. No me dejará, ella es libre de irse y de hacer su vida, no es mi propiedad! aunque a veces por esos temores e inseguridades necesite sentir que es mía. Pero nada me pertenece, más que mi propia vida y mi propia felicidad.

Me marché de casa a los 18 para estudiar fuera, fue mi mayor aventura y la repetiría una y mil vez. Para mi madre, fue la segunda vez que dejé de ser su hija, primero a los 12 años cuando ella dice que ya no la necesitaba y luego a los 18. Y tengo 32 y ya no he vuelto. ¿Qué me sucederá cuando llegue ese momento de mi hija y yo siga agarrando el hilo como si no hubiera un mañana? Pues nada bueno. Todavía queda tiempo, pero mientras vaya siendo consciente y trabajándolo mejor para todos. Con mi hija y con el resto de cosas.

Seamos conscientes de lo que queremos y de lo que no. Apuntadlo en un papel. Echa un vistazo a tu alrededor y asegúrate que lo que haces y las personas que tienes a tu lado, te ayudan (porque todo lo tienes que hacer tú) a ser plenamente feliz. Ya sabes que es lo único que cuenta. Sé independiente; conduce si no conduces, ten hijxs si quieres tenerlos, trabaja en algo que te apasione y besa como si fuera la última vez en ese primer beso, aunque antes pensases que no lo tenias/podias hacer.

Sal de tu rutina. Haz otra cosa. Algo pequeñito, eso te ayudará a saber que la rutina que tienes, te gusta o no. Perspectiva, en el trabajo, con tu pareja.

>> No dejes de ser tú, porque estés siendo más nosotros. Sé nosotros, pero sigue siendo tú, para que así ese nosotros sea todavía más maravilloso. << Deja que tus hijxs lo sean.

Y por favor, recuerda que los hilos se rompen, duele, escuece pero vuelven a crecer. Haz que crezcan. Y sobre todo, haz que esos hilos que tú quieres tener, duren hasta la eternidad o por lo menos, hasta esa eternidad que tú deseas. Siente miedo y supéralo.

Aquí tenéis el poema musicalizado por el grupo Katamalo:

2 Comentarios

  • Ariadna

    Muy bonito… Una entrada muy emotiva, y un poema intenso y cierto. ¡Pero lo importante es que los hilos vuelven a nacer, aparecen, crecen de nuevo! Somos fugaces y el tiempo en sí es corto, aunque vivamos atados a hilos o bien prefiramos vivir desatados o como sea que vivamos, lo importante es hacerlo intensamente, porque nada es para siempre.
    Enhorabuena por el blog, es muy realista, muy verdadero y llega al corazón.

    Responder

    • Naiara Olague

      Así es, lo único que vale es vivir la vida con muchísima intensidad y sintiendo en cada momento. Muchas gracias por el comentario y por los halagos al blog! Me alegro mucho que te guste 🙂

      Responder

Deja un comentario