Cosas que me gustan Día a día

Dulce 2015, ilusionante 2016

Mamá con hija

Aquí estoy una vez más sentada frente al ordenador y con ganas de haceros un súper resumen de lo que ha sido mi año, nuestro año.

Las que me seguís en Facebook ya sabéis que ha sido un año con buenas cosas y malas pero sobre todo, y comparado con el terrorífico 2014, un año lleno de ilusión, risas y objetivos cumplidos. Que hemos tenido momentos malos, sin duda y vendrán más. Pero ha sido un año magnífico. ¡Cómo se valoran las cosas después de haber pasado tan malos ratos!

El otro día lo comentaba con mi padre, parece que no pasan cosas durante un año pero si nos paramos a pensar poco a poco, mes a mes, las cosas son miles. Miles de momentos maravillosos y duros, tristes y felices, para repetir y olvidar. ¿Habéis hecho balance de vuestro año?

Este año he escrito poco o muy poco y se han quedado muchas cosas en el tintero. Recuerdo que en el 2014 también intenté hacer un resumen al límite de terminar el año porque se me habían quedado muchas cosas sin contar; en esa ocasión (hace hoy un año) los motivos por no escribir eran otros, eran motivos tristes, este año en cambio ¡son motivos felices! He tenido la mente y el cuerpo ocupados en trabajar y en disfrutar, ¡En ser feliz, plenamente feliz!

Comenzaba el año firmando el divorcio y cerrando una etapa. Después de casi un año con una tristeza absoluta en mi corazón, el divorcio era un paso aliviador para salir del si y el no en el que nos encontrábamos, en ese limbo sin felicidad. Estar en la situación del medio es el peor estado del mundo mundial; donde más se sufre. O es sí o es no, pero no el camino del medio. Después de mucho luchar, decidimos lo mejor para nosotros y nuestra hija. Y fueron momentos duros, recuerdo el momento de firmar y que aún lloraba por lo que acababa ¡claro que sí! pero también por la paz que pronto empezaría a sentir. ¡Ansiaba lograr esa calma como nada en el mundo!

Antes del divorcio, fuimos a sesiones de mediación con Magaly Marrodan. Hubiera querido hacer un post de ello porque habéis sido muchas las que en petit comité me habéis preguntado sobre esa opción y sinceramente, yo no la recomiendo. A ver, la mediación sirve para hablar y llegar a acuerdos que favorezcan a ambas partes respecto a los hijos. Pero hay que tener energía y sentirse bien para poder ir a esa reuniones de casi dos horas y poder luchar por lo que más le conviene a tu hij@ respecto a ti. Y yo no tenía esa fuerza y dije muchas veces que sí y que no, dejándome asesorar por ella, que no me conocía de nada, y por el padre de Maite. No digo que las decisiones que yo tome fueran erróneas porque estaba «guíada» por ellos, pero no fueron decisiones que yo tomé con la cabeza y el corazón y eso me pesará siempre. Además de que las sesiones son carísimas.
A lo largo de las sesiones ella va tratando diversos temas, todos básicos para el buen funcionamiento de la familia, elaborando un documento extenso que es el que resume todos los acuerdos fijados. Con ese documento, fuimos a una abogada y después a la Audiencia para hacerlo oficial. En ese caso, la abogada lo vuelve a redactar cambiando algunas cosillas pero no hay que tomar ningún tipo de decisión con la abogada porque todo está bien atado. Por lo tanto, tras una mediación, el abogado no toma parte en esas decisiones, motivo por el que nosotros huimos de ir a un abogado directamente, asesorados por un psicólogo y porque creíamos que la objetividad y frialdad de un abogado no nos ayudaría a tomar las mejores decisiones. Conozco casos que me demuestran lo contrario, pero está claro que cada abogado es un mundo y cada pareja también. Mi opinión respecto a la mediación es esa, pero seguro que hay casos en los que es la mejor solución.

En Febrero, un mes de paso y donde lo mejor es la temporada de Sidra, empecé a sentir ilusión. Ilusión por algo nuevo. Y las nubes negras empezaron a disiparse, ¡Había luz! Laboralmente las cosas me iban bien y ser autónoma (ya sabéis que empecé en noviembre del año anterior naiaraolague.com) me permitía estar mucho con Maite, además de organizarme el trabajo para cuando no estuviera con ella.

Para Febrero, parecía imposible, pero empecé a sentirme mucho mejor, con confianza en mi misma, ganas y disfrutando plenamente de Maite. Encontrar la paz que necesitaba, me ayudo muchísimo.
Por suerte, pese a que el año anterior había sido un año malo, gracias a tener a Maite tan cerca, me ha hecho sobrevivir y tener ratos de plena vida, por lo que no me quejo en absoluto porque la salida del agujero negro en el que estaba en 2014 fue mucho más fácil. Salí para finales de año gracias a Maite y a un amigo que siempre ha estado ahí y conseguí mantenerme a principios de año. Ahora ya camino erguida y con ninguna intención de volverme a caer. ¡Estoy feliz!

El resto de meses fueron laboralmente un desastre, muchos impagos (¡¡Malditas empresas que piensas que nuestro trabajo no merece ser pagado!!) y cada vez menos volumen de trabajo y empecé a derrumbarme en cuanto a mi situación laboral. Veía que necesitaba un sustento económico grande (¡Qué cara es la vida!) para poder irme a vivir de alquiler, mi meta en este año para cuando vendiéramos la casa, y veía que iba a ser imposible. Me veía viviendo con mis padres, ¡Yo que había dejado el nido con 18 años! Pero por suerte, el 17 de junio recibí una llamada inesperada y empecé a trabajar en Ferrovial esa misma semana. Tal vez el trabajo no me llene del todo pero me da la estabilidad tan ansiada y gracias a ello, nos pudimos ir de alquiler en Agosto. ¡Y qué felices estamos en nuestra nueva casa! Para mi, fue la mejor decisión que tomé en todo este periodo de nueva vida, sin cargas emocionales por las pareces, pero muchas veces pienso en que Maite perdía la que conocía como «su casa». Por suerte, los niñxs pequeños olvidan, pasan página y no le dan importancia a esas cosas tanto como nosotros y ahora ya, habla de «nuestra casa» y ya no menciona a la otra como su casa. ¡Hicimos hasta una fiesta de inauguración con nuestros amigos, cómo disfrutamos!

La gente me dice que qué animada por irme a vivir sola y con la cría, pero aunque con mis padres estaría genial porque han sido y serán un apoyo fundamental, no nos engañemos; con 30 años ya tengo unas manías, unas rutinas propias y también algunas trabajadas con la cría que quería respetar a toda costa. Además, me había pasado varias meses como un caracolillo, con la casa a cuestas, cada vez que Maite estaba con su padre en la casa familiar y volver a mi cuarto de adolescente me había resultado muy muy duro. ¡Qué sí, que con mis padre/madre estoy genial, pero no para vivir de forma continua! Y bueno, por desgracia y por suerte, mi vida laboral actual en la que compagino mis 8 horas de cuenta ajena y las necesarias para sacar mi trabajo de autónoma (no podía ni quería dejar a esos clientes que me habían apoyado y confiado en mi en momentos difíciles) no me deja tiempo para mucho, así que no me da para pensar si vivir sola (con o sin la cría) es difícil o una locura. Ya os digo que fue una de las mejores decisiones de este año.

Y después del verano, el fin de año ha llegado como un soplido; ha sido un abrir y cerrar de ojos.

En junio, como suceden la mayoría de las cosas, quitarle el pañal fue algo que surgió de forma natural. Un día en la calle había hecho cacas y no había más pañales en la silleta así que se pasó toda la tarde sin pañal y pidiendo pis. ¡¡Regamos varios árboles de Pamplona!! Ella feliz y yo más. Así empezó y finalizó la operación pañal. No hay pañal ni para la siesta ni para el día.  Eso sí, como tenemos la gran suerte de que habla y expresa muchísimo todavía no le hemos quitado el pañal de la noche, porque ella nos pide que no lo hagamos. «No quiero ama, todavía no». Así que respetamos su ritmo.

En la charla de Rosa Jové oí un caso de una madre a la que le costó quitarle el pañal para las cacas y a nosotros nos pasó algo parecido, ¡Sólo quería hacer cacas en la pañal! Pero una vez más, de un día para otro (y después de mucho insistir y de hablar de las maravillosidades de hacerlo en la taza o en el orinal) aceptó y le quitamos el pañal.

Lo que todavía no llevamos muy bien (ella y yo) es lo de cogerla aupi y el dormir en su cama. Las rabietas de los tres años ya las llevamos padeciendo algunos meses así como sus preguntas ¿Por qué? y ¿Qué? que es capaz de repetir hasta 200 veces con segundos de diferencia. ¡Y me encanta! Me río muchísimo, ¿Cómo es capaz de decir «¿Qué?» tantas veces seguidas cuando no entiende o no oye algo? ¡Qué monada!

Se coge casquetas grandes cuando le digo que ya no la voy a llevar más aupas y como buena hija de su padre y de su madre, tiene un gran carácter y es cabezota hasta decir basta. Así que nos pegamos las salidas a la calle entre lloros. Ahora estamos en fase; te llevo a aúpas un rato y andas un rato. Eso lo acepta pero tengo que buscarme una historieta o algo rapidamente para que consiga andar más porque la espalda, ingle y cadera me están matando. 

Lo mismo para dormir en su cama. No tengo ninguna duda de que será una niña normal, además de que no tendrá ningún trastorno raro porque duerma gran parte de la noche en mi cama (como esas cosas raras que se oyen por ahí) pero la verdad, ya quiero dormir sola. Como lo de la teta, yo quería dejar la teta. Así que he empezado un cuento, a ver si funciona. Si es así, os lo contaré. Ella dice que en diciembre dormirá en su cama, pero parece que no es diciembre de 2015… 

Y como no podía ser de otra manera, los dichosos catarros, vómitos y malestares físicos se apoderan de nosotras y en especial de Maite casi casi desde Agosto. Salta de un catarro a otro de manera sistemática, está siendo una pasada. Ahora, estamos disfrutando de una desagrable tos (ahora apenas tiene, ¡menos mal!) y áspera piel gracias a la Escarlatina. ¿Escarlatina? Sí, habéis leído bien. Cuando el sábado en urgencias me dijo la pediatra que le iban a hacer esa prueba casi me caigo de culo, ¡Beth de Mujercitas se moría de esa enfermedad! Menos mal que me tranquilizó y que con penicilina se cura. La escarlatina es una enfermedad más común de lo que nos parece en el siglo XX, varios conocidos de Maite la han tenido y no tiene vacuna, pero lo dicho, con 10 días de Penicilina se cura. Es un estreptococo que nace en la garganta. Podéis leer el artículo de diario de una mamá pediatra que es lo que hice yo nada más llegar de urgencias. ¡Espero que en este 2016 tengamos mejor salud!

El acontecimiento del año fue el inicio de la Guardería, ¡Qué momentos!. Lo pasó mal y yo peor. Que si tu hija es muy lista, que si habla un montón, que si es muy autónoma, que sí…. ¡Que nada! Como a todo hijo de madre, a la mía le costó adaptarse y tal vez por lo «adelantada» que dicen que va, mucho más. Porque sus amigos y amigas en Septiembre no hablaban como ella, porque no jugaban a cosas de detalle (son 31 en clase y no se puede hacer taller todos los días), porque ha estado casi dos años con su abuela (bendita mi suegra, ¡cuánto nos ayuda con Maite!) y porque la mayoría de las veces estaba rodeada de adultos. Mamá me aburro, mis amigos no hablan, no me dejes sola en la guarde… eran frases típicas en ella. Por suerte, ella se expresa y nos cuenta, pero también por eso es más duro. Pese a que nos planteamos no dejarla a dormir porque sufría como todo en la vida, resultó resolverse solo y ahora echa de menos a sus amigxs; se integró totalmente empezando a pegar y a poner a prueba la paciencia de sus compañeros de clase con trucos para cambiar juguetes por otros, pero está feliz. Pegonica y mal hablada, pero feliz. Y yo más.

Y volvemos a estar en Diciembre. Unas Navidades bien planificadas entre padre y madre para que los tres estemos bien e ilusión, la que me acompaña desde Febrero, y mucha más por las nuevas cosas que vendrán. Porque siempre hay cosas buenas, muy buenas. Y este 2016 seguro que está lleno.

Hoy que me he puesto a leer el blog, esas cosas tontas y habituales que hago yo de leer y leer cosas pasadas y me hacen llorar como una magdalena ¡pero qué gusto! he descubierto que en Enero de 2014 planeaba un nuevo look. Llega con casi un año de retraso pero aquí esta….. jajajajja ¡¡Qué sería yo sin esos perrenques de peluquería, madre del amor!

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Os deseo un año nuevo lleno de ilusión, amor y paz interior; de gente maravillosa a vuestro lado, del tipo que sea, que os apoye y os de cariño, que es muy importante. Que sepáis buscar ratos para vosotras mismas y que en los momentos duros sepáis darle la vuelta a la tortilla. (Creo que se va convertir en mi hashtag oficial). Mucho amor, del tipo que sea, pero mucho y del bueno, que es necesario para vivir plenamente. Y momentos llenos de sentimientos, corazón encogido, lágrimas de felicidad y piel de gallina junto a vuestros hijos e hijas. ¡Feliz, feliz 2016!

P.D.: Gracias a todxs los que este año me habéis hecho llorar, reír y ser feliz. A todxs, porque cada uno desde vuestro su sitio, y con vuestras maneras distintas de ser y sentirme me habéis hecho sentirme viva y plenamente feliz. Mila esker bihotzez.

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