Día a día Educación

La intensidad de las emociones

corazon

El otro día alguien me decía que no podía vivir con tanta intensidad. Y yo me pregunto: ¿cómo puedes hacer para no vivir algo de manera intensa? ¿o no intensa? Los sentimientos van y vienen, fluyen, te hacen sentir, te erizan la piel, te hacen sentir escalofríos, sudor… querer correr y saltar, estar quieta. Pero no puedes dejar de vivir algo con intensidad, o mejor dicho, yo no sé hacerlo. Yo no sé poner frenos a mis sentimientos, sensaciones. No sé decirle a esa emoción, que el grado de sentir hoy tiene que ser de intensidad 4 y no de 9. (Y con todo mi respeto a toda esa gente que puede poner ritmo a su sentir, por supuesto. )

En la maternidad, que todo tiene su emoción, sentimiento y sentir me ha pasado lo mismo.

Primero con la cesárea; me lo tomé con intensidad 10. Por limitar la escala del 1 al 10. 😉 Después, el postparto, hasta el primer año, digamos que también con intensidad 10. Y ahora, la intensidad, ha podido bajar a un grado 7. Pero yo no he ordenado a mi cuerpo tomármelo con más o menos intensidad, es así como ha surgido; cuando ha llegado el momento, así me lo he tomado, mi cuerpo y mi mente han reaccionado así. No decido, surge. No pienso, cierro los ojos y siento. Dejo que las emociones actúen.

El tema del divorcio, otro frente en mi vida. Me está afectando mil. Aunque sea la mejor solución a la situación en la que estamos ahora mismo, las emociones están por encima de lo racional y lloro, grito, pataleo, me quedo en silencio deseando que todo pase… ojalá pudiera decir que quiero ir a otro ritmo, que quiero no sentir o sentir menos. Pero no sé hacerlo. ¿Cómo se hace? 

Soy una persona emocional, pasional, me mueve el corazón. Y todo lo que hago, pienso, digo y siento, tiene un pedacito de mi corazón. No sé ser racional. No lo sé… Y mira que lo intento, porque a veces en esto de la educación, por ejemplo, viene bien, pero me cuesta muchísimo.
Claro que Maite tiene piernas y puede andar, pero si no voy a verla en muchas horas y me pide cogerla «aupis» antes de irse, ¿cómo no la voy a coger? Pienso que si la cojo, le doy un pedacito de mi y se lo llevará para todas esas horas que estará lejos de mi. Una tontería, pues sí, pero así lo siento. Con el tacto, con el roce, con una mirada, intento darle todo lo que a veces, por no estar, no le doy. Y muchas noches, quiero que se despierte para «tener» que meterla en mi cama. Que su respiración llene mi cama vacía, que sus patadas no me dejen dormir y me recuerden cada minuto que hay un ser pequeñito y lleno de vida a mi lado.

Pues sí, soy una sentimental, una llorona y de las que se toma todo con intensidad 9. Las cosas del corazón, las de la amistad y las laborales. Todo. Y así soy yo, con exceso de sufrimiento cuando muchas veces no merece la pena. Pero y a pesar de todo, me va bien en la vida, porque sé que las cosas que se hacen con el corazón, sí o sí, terminan llegando a buen puerto.

Y eso voy a transmitir a Maite, que la vida vista desde el corazón, desde el sentir de las emociones, es doblemente gratificante. 

<3 <3

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