En apenas dos semanas salgo de mi zona de confort. Y no soy una persona que está quieta o que solo trabaja sus ocho horas en la oficina y después está con su hija o en su casa. No me considero una persona parada en ese aspecto, pero es cierto, que cuando llevas casi 7 años trabajando en el mismo sitio, por mucho que mi trabajo sea diferente cada día, existen unas rutinas y unas manías. Y en dos semanas, esas rutinas acabarán.
Las razones, dentro de lo malo, son económicas; la crisis ha llegado a mi. Hace un par de años, la gente perdía el trabajo, pero gente fuera de mis círculos. En poco tiempo, gente cercana empezó a perder el trabajo y meses atrás, gente conocida, amigos, familiares han perdido su trabajo. Y aunque parecía que no, pero a mi también me ha llegado. No tengo miedo, ni rabia, ni tristeza. He aprendido mucho donde he estado trabajando, he podido estudiar muchas cosas y he hecho grandes amigos. Lo único que ahora me da miedo de verdad, es no tener esas rutina. Y ese «temor» me recuerda a cuando llegué del hospital.
Cuando llegué, me había pegado 7 días en una habitación 24 horas al día y tenía todo controlado; sabía como ir al baño para no sufrir de la cicatriz, sabía cómo ponerme a darle la teta, sabía como bañarme, sabía todo…controlaba cada rincón y la gente que estaba a mi lado también. Cuando llegué a casa, me resultó durísimo. No sabía cómo sentarme en el sofá con Maite, no sabía dónde darle la teta, la silla que tenía reservada para darle el pecho de Ikea (la que se compra todo el mundo, menos mal que la mía era regalada) no me servía porque con la cicatriz no me podía levantar sola… en fin, pequeñeces que se me hicieron un mundo. Un mundo terrible. Pero como siempre, todo lo malo (y lo bueno, por desgracia) llega a su fin. Y como me pasó ese enero de 2013, esta nueva situación también llegará a su fin y volveré a tener adquiridas unas rutinas que me darán tranquilidad.
Las rutinas, tan presentes y necesarias también en la vida de un bebé. Y al igual que a los adultos, las rutinas nos dan seguridad, de ahí que tengamos que seguir unas rutinas cuando los bebés son pequeños. Bañar, cenar, cuento y a dormir, por ejemplo. Hasta que se adquieren y se implantan es complicado, pero luego son un gran alivio. ¿No os parecen?
Y si queréis echar un vistazo a mi Curriculum y ofrecerme alguna cosa, yo encantada. 😉
la foto está cogida de aquí
4 Comentarios
Y, además, mamá
Qué post tan bonito, Naiara. Pero no te hace falta que nadie te ofrezca nada porque te van a llover las ofertas. Ahora te harás unas rutinas nuevas, con más tiempo para ti y te acostumbrarás enseguida. ¡Mucha suerte!
Naiara Olague
Muchas gracias! A ver si es verdad… eso de más tiempo para mi suena muy bien!! jeje! Un beso!
Irantzu-Portakanguritos
Mucho ánimo Naiara!! A ver si antes de que te acomodes a la nueva rutina te ofrecen una buena oferta de trabajo!!! 😉 Un beso
Naiara Olague
Esoo! Aunque bueno, la verdad que algún proyectillo ya tengo por ahí, así que tampoco me puedo quejar. Muchas gracias! Un beso!